Autor: Alice Kellen
Número de páginas: 384
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Planeta
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2019
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Planeta
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2019
Han pasado tres años desde la última vez que se vieron. Ahora, Leah está a punto de cumplir su sueño de exponer en una galería. Y, pese al pasado, Axel necesita formar parte de un momento como ese. Cuando sus caminos vuelven a cruzarse, Leah tiene que tomar decisiones que pueden cambiarlo todo, porque, a pesar de lo que ocurrió, los recuerdos de toda su vida siguen ahí; intactos, bonitos, únicos. Colándose en cada grieta que aún no ha cerrado. Porque él sigue siendo el chico que aún no ha olvidado. Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles. Porque a veces basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo.
¡Atención! Contiene spoilers de la primera parte, Todo lo que nunca fuimos.
Muchas
gracias a la editorial Planeta por el envío del ejemplar. Leí la primera parte —Todo lo que nunca fuimos— poco después de su salida y, a
pesar de no me terminó de convencer, tenía muchas ganas de seguir con la
historia y ver el futuro que les deparaba a los protagonistas.
“Porque eres la mejor
persona que he conozco. Porque cuando estoy contigo me siento segura y hace una
eternidad que tengo la sensación de vivir caminando de puntillas, con miedo.
Porque me haces ser más fuerte…”
Han pasado
tres años desde que los caminos de Leah y Axel se separaron. Leah ha rehecho su
vida, con nuevos amigos que le ayudaron en el trance que supuso la ruptura. En
cambio, Axel está sumido en una vida sin color, sin vida y respirando cuando parece
que su corazón ha dejado de latir.
Leah está
estudiando arte en la universidad, donde será seleccionada para exponer sus
obras en una galería. Pero, en cuanto Axel se entera de la noticia, decide que
debe ir a verla.
Y será
entonces cuando el mundo de Leah, el que creía que estaba lleno de pintura y de
alegría, se verá distorsionado por su presencia.
“Cuando lo sentí
moverse dentro de mí, me sentí querida. Y hacía mucho tiempo que no me sentía
así, de modo que me aferré a él; a su espalda, a su amistad, a su mundo, porque
tenerlo cerca era serenidad y la calma después de la tormenta”
Lo que más
destaco de la novela son las 100 primeras páginas. Me gustaba el cambio que
había tenido Leah, lejos de Axel, y con una vida que concordaba más con su
forma de ser. Esperaba que hubiese madurado, que tuviera las cosas claras y fuese
consciente de que Axel solo fue una persona más en su vida… pero no, y fue cuando
la novela empezó a tambalear.
Lo que
menos destaco es lo previsible que es. Desde la primera página, sabes cómo
transcurrirá la historia hasta el final. Por lo que cada comportamiento o cada suceso
no me ha pillado desprevenida, y es una pena. Creía que esta segunda parte me
gustaría más que la primera.
“Había tardado un
tiempo en entenderlo, pero… la vida seguía. Axel no había sido el destino, tan
solo el inicio de un tramo de camino que recorrimos juntos y de la mano antes
de que él decidiera tomar un desvío”
La pluma de
Alice Kellen, como siempre, es impresionante. Escribe precioso, de una forma
sencilla que capta la atención del lector. Y, sin esperarlo, te has leído más
de la mitad del libro en apenas una hora.
Al igual
que en la primera parte, encontramos frases muy reflexivas que nos hacen
suspirar. Esta parte es mucho más madura que la primera, eso sí, pero la he
encontrado muy cargante. Leah termina haciendo un bucle sobre su situación con
Axel, y eso me ha estropeado la lectura.
Y, como
pasó también en la anterior parte, está narrado desde el punto de vista de
ambos personajes. Aunque, si soy sincera, no me han gustado los capítulos de
Axel… pues he encontrado un lenguaje demasiado vulgar. Frases como “quería
arrancarle el vestido y follármela en cualquier parte”, “lo único en lo que puedo
pensar es en follármela” o, mi favorita, “quiero correrme dentro y encima de ti”.
“No estaba enamorada
de él, porque Axel no había sido la persona que creía conocer, porque con el
paso de los meses y los años había ido quitando las capas de las que me había
enamorado: su sinceridad, su forma de vivir, su mirada transparente… Y cuando
las quité todas y miré de nuevo, vi que no quedaba nada. Solo vacío”
En cuanto a
los personajes, tenía esperanzas en que Leah hubiese cambiado de actitud y aceptar
que Axel no era el hombre adecuado. Pero, en cuanto se reencuentran, Leah toma
decisiones erróneas una detrás de otra. Es como si Axel le nublase la mente, y
lo único importante fuera lo que siente (o lo que no siente) por él. En la
primera novela, sus partes eran muy románticas pero, en esta ocasión, solo hay
reflexiones que me han terminado por cansar.
Axel. En fin,
en la primera parte no me convenció. Y, en esta segunda, mi desprecio hacia el
personaje ha aumentado. He tratado de comprenderle, de empatizar con él… pero
ha sido imposible. Sus pensamientos recurrentes sobre sexo me echaban para
atrás, porque no entendía cómo era posible que, después de tres años sin ella,
lo único que pasaba por su cabeza eran comentarios sobre sexo en vez de cuánto
deseaba besarla o arroparla entre sus brazos.
Landon, un
nuevo descubrimiento en la historia que me ha encantado. Es el mejor amigo de Leah,
aunque también podría clasificarle como una especie de novio sin etiquetas. Me
ha parecido un chico encantador, que busca siempre lo mejor de Leah; y ha
estado su lado cuando más necesitaba a una persona. Le ha brindado el apoyo que
no tuvo con Axel. Aun así, la aparición de este personaje me ha recordado al típico
cliché de que la chica debe elegir entre el chico bueno y el chico malo.
Aparecerán
personajes conocidos; como el hermano de Leah, Oliver. Los padres de Axel,
quien el padre me ha robado más de una sonrisa con su rollo adolescente. Y,
mediante recuerdos, los padres de Leah; aunque, en esta ocasión, han escaseado
y me hubiese gustado más momentos de ese estilo.
“Años después entendí
que hay sonrisas que esconden verdades. Que hay tardes cualesquiera que se
convierten en recuerdos importantes. Que los momentos determinantes ocurren
cuando menos te lo esperas. Que el encanto de la vida reside en ese algo
impredecible”
Si tengo
que analizar la bilogía completa, tengo que admitir que no ha sido para mí. No
he conseguido empatizar con los personajes, y mucho menos con la relación de
ambos. Y, básicamente, esta segunda parte me ha parecido innecesaria. Aun así,
tenía esperanzas de que la autora me sorprendiese; pero no ha sido el caso. He
encontrado páginas de relleno. Además de que, la parte de París, se me ha hecho
muy lenta y aburrida.
“Podía saber qué sentían
dos personas locamente enamorados con las que me cruzase por la calle un día cualquiera,
y él… jamás conocería esa emoción. Porque Axel nunca amaría algo lo suficiente como
para luchar por ello con uñas y dientes, pese a todo y contra todo”.
Todo lo que somos juntos es la segunda y última parte de «Deja que ocurra», donde se cerrará la historia de
Leah y Axel. Una bilogía que, para mi desgracia, no me ha terminado de llenar
por el comportamiento de los personajes; pero que recomendaría para aquellos
que buscan una lectura ligera con intensidad de emociones.