Autor: Sofía Ortega
Número de páginas: 420
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Autopublicado
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2018
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Autopublicado
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2018
Dicen que los villanos no solo existen en los cuentos...Dicen que el pasado siempre vuelve...Dicen que Gonzalo Guzmán nunca deja un cabo suelto...Guille vive una monotonía gris y aburrida, sin sobresaltos, sin emociones, salvo las que siente al tocar el piano. A sus cuarenta y cuatro años, cree que el amor ya no llamará a su puerta, formar una familia no tiene cabida en sus pensamientos y su corazón late con más grietas de las que puede contar, aunque un casi atropello lo pondrá frente a una mujer demasiado joven, demasiado espontánea, demasiado italiana...Y cuando el gris se una al color para formar la obra de arte perfecta, una amenaza se cernirá sobre ellos. Una guerra de fichas de ajedrez se desatará. Las piezas están dispuestas, pero falta el jaque mate...
¡Atención! Contiene spoilers de la primera parte, Malditas las rosas.
Guillermo Ruiz es un explorador de cuarenta y cuatro años
asentado en Madrid, trabajando como doctor en Historia Antigua en la
Complutense con su compañera y amiga Helena. Guille lleva una vida sencilla,
pero no le falta lo más importante para él: el amor.
Tras su ruptura con Laura, quien le rompió el corazón, se
niega a enamorarse de nuevo. No cree que encontrará a la persona adecuada,
hasta que una preciosa italiana de veintiocho años se pone en su camino.
Pero, hay algo más, y es que el villano Gonzalo Guzmán no
permitirá que Guillermo sea feliz…
“Ambos contuvieron el
aliento. La letra de la canción, la sensualidad de la melodía y estar
completamente pegados ayudó a que el deseo que sentían el uno por el otro se
impusiera por encima del miedo, de la rigidez y del apocamiento, hasta hacer
que estos desparecieran”.
Lo que más destaco de la novela es la historia de amor.
Sofía es una persona muy apasionada, y eso se refleja en sus tramas. Las
primeras miradas, las sonrisas tímidas, los besos robados y ese sentimiento tan
único que nace poco a poco.
Lo que menos destaco, al igual que me pasó con Malditas las rosas, es el flechazo
inminente que nace entre los protagonistas. No soy una persona muy aficionada a
los flechazos, pero también admito que no es un elemento que entorpeciera la
trama.
“Te llevaría a mi
cama ahora mismo y mandaría la cena a la mierda, pero no quiero precipitarme.
Quiero que estés segura de mí, que me conozcas y que no salgas corriendo a no
ser que sea en mi dirección”.
Esta la segunda vez que leo a Sofía Ortega y, en comparación
con Malditas las rosas, hay una evolución muy notoria en su pluma. Se expresa
mejor, los sentimientos son más intensos y los diálogos son más naturales si
cabe.
Su pluma continúa siendo sencilla, pero es la mejor forma
para que la historia te atrape. Yo no conseguía dejar de leer desde la frase «El rosa es de chicos, el azul
es de chicas». Esta
segunda parte me ha gustado más que la primera, y creía que sería difícil
porque Helena y Martín me enamoraron en Formentera.
Aprovecho esta entrada del blog para anunciar su próxima
novela, Bastián, que será la primera parte de la trilogía «Los tres mosqueteros». Bastián saldrá a la venta el
próximo 4 de febrero en Amazon, tanto en físico como en e-book.
“Yo no planeé enamorarme
de él. No sé dónde viviré mañana, pero no me importa el lugar si él está
conmigo, como tampoco me importa que sea quince años mayor que yo. No será el
abuelo de mis hijos, será su padre, el mejor que puedan tener”.
En cuanto a los personajes, Guillermo empezó siendo un
gruñón aunque, teniendo en cuenta las circunstancias, lo encontré normal. Es
una persona apasionada de su trabajo, como también está enamorado de la música.
Tiene un pasado doloroso, que en parte será lo que le impida abrir su corazón
de nuevo tras abrirlo con su ex pareja.
Chia es una persona risueña, amable y muy energética. Ama el
arte, sobre todo crear esculturas con sus propias manos. Guillermo es su amor
platónico desde hace años, y hará lo posible por retenerle en su vida a pesar
de que éste la rechace constantemente.
Me ha encantado reencontrarme con Martín y Helena,
personajes principales de Malditas las
rosas. Pensaba que saldría poquito en esta historia, pero lo cierto es que
han estado más presente de lo que creía. Me ha gustado ver como su amor no ha
hecho más que crecer y que se siguen mirando tan apasionadamente como al
principio, incluso con la pequeña alegría de por medio.
“Ese miedo que solo
siente un padre cuando se da cuenta de que en la vida de su hija ha entrado su
compañero, el verdadero, el que te roba el pedestal de héroe, porque el padre
pasa a un segundo plano, nos guste o no”.
Me lo he pasado muy bien con la lectura de este libro. He
reído a carcajadas con el abuelo de Chia, me he enamorado del corazón de Guillermo,
me ha encantado la inocencia de Chia y he suspirado por Martín y Helena.
Como en la primera parte, también aparecerá una sub-trama de
misterio con Gonzalo Guzmán. Un villano que, por mucho que intenten darle la
espalda, jamás se dará por vencido hasta conseguir lo que quiere.
“Me devolviste a mí
mismo, Chia, porque me perdí al morir mis padres y no sabía que estaba perdido
hasta que te conocí. Y me enamoré como un loco. Chia, las personas tenemos el
poder elegir, las decisiones nos marcan y yo te elijo a ti, para siempre”.
La melodía de la
inocencia nos habla de la importancia del amor, de la familia y de que todo
corazón roto puede volver a sentir con la misma fuerza e intensidad que un
corazón sano.