—Fiorella, creo que me estoy enamorando—. Su amiga se ríe, sabe que se enamora del primero que pasa por delante.
— ¿Otra vez? Ya van tres en un mes—. Sigue observando el CD deParamore, sin atender a las palabras de Sofía.
—Es distinto a todos los demás. Esta sensación no la he sentido desde… aquel—. Las dos asienten, saben de quien hablan—. Y es perfecto cuando estoy con él. Tengo esa sonrisa de tonta cada vez que me mira, cuando me sonríe. Sus ojos negros… es inexplicable lo que siento. Es todo lo que busco en un hombre. Me hace feliz tan solo sentir su presencia.
— ¿Y por qué no te lanzas?
—Porque creo que él no siente lo mismo. Me trata más como a una hermana, ¿sabes? No sé, no intenta acercarse como hago yo. Estamos genial juntos, eso si. Pero sinceramente no veo que pueda pasar nada más.
— ¿Perdón? ¿Tú echándote para atrás? —Fiorella le da una colleja a su amiga—. ¡Despierta! Llevas un año deprimida por aquel imbécil, ahora encuentras a alguien que te hace sentir especial, ¿y le vas a dejar escapar? ¡Arriésgate! Si no lo intentas, nunca sabrás que pudo pasar.
—No… no es eso. Tengo miedo… mucho miedo a que me hagan daño. Tengo miedo a volver a enamorarme de esa forma que tocas el cielo con la yema de los dedos. Esa sensación tan perfecta, preciosa… no quiero caerme de boca de nuevo—. Sofía agacha la cabeza. Ha confesado el por qué de su miedoa volver a querer a una persona, y se siente desnuda. Fiorella la abraza, sabe muy bien que piensa en esos momentos.
—No tengas miedo, nunca. No todos los hombres que conozcas van a ser como aquel. Es más, seguro que no volverás a encontrar a otro igual. Tuviste mala suerte, eso es todo. La vida solo se vive una vez… si no nos arriesgamos, ¿qué nos queda? —Fiorella le quita con su dedo pulgar la lágrima que recorre la mejilla de Sofía—. Te quiero amiga.