“Cuando eres actor te pasas la mayor parte del tiempo intentando impregnar al personaje con tu esencia para que cobre vida. Para que todo lo que hagas resulte veraz. Cuando lo has conseguido y el público no puede imaginárselo de otra manera, cuando ya no puede separarte de él y son incapaces de diferenciar la realidad de la ficción, en lugar de felicitarte por haberlo conseguido y disfrutar, te pasas el día justificándote, haciendo ver a todo el mundo lo muy diferente que eres de él. Recordándoles que lo que han visto no es real, que tú no eres el personaje. Pero ya es demasiado tarde. Por mucho que huyas e intentes desprenderte de tu alter ego, su esencia ya se ha mezclado con la tuya y jamás volverás a ser el mismo. Su sangre corre junto a la tuya por tus venas y la mezcla de ambas te puede llevar a hacer cosas que nunca hubieras imaginado”
Lo que más me ha gustado de la novela es como el autor te mantiene con la intriga en todo momento. En serio, es una pasada. Sufres con el personaje. Es como si fueras tú quien está en esa lujosa casa apartada del mundo, pero que vive en tensión por la casa que hay al lado y en la que oyes ruidos por las noches cuando, en teoría, está abandonada.
Lo que menos me ha gustado es la parte final del libro. Está muy bien escrita y desarrollada pero, a mi parecer, no me ha convencido. No me ha atrapado como lo ha hecho la otra parte del libro. Creo que habría sido sorprendente en caso de haberse desarrollado de otra manera.
“Esta es la historia de cómo Jon se convirtió en su personaje o, lo que es lo mismo, de cómo su personaje se adueñó de él y cambió el rumbo de su vida para siempre”
Es la primera vez que leo al autor, Pablo Rivero, quien es conocido por su personaje en la serie Cuéntame. El autor ha querido aprovechar su experiencia durante años de rodaje para encarnar a Jon, un actor que quiere deshacerse de un personaje que lleva con él durante veinte años.
Su pluma es muy fácil de leer, no tiene ninguna complicación y es muy ágil para su lectura. Te atrapa, te mantiene atento y te recorre un hilillo de sudor por la frente debido a la tensión. Similar a la serie de Hitchcock, que el propio autor confesó —en un encuentro con blogueros— que adoraba y que tenía cierta influencia en su trabajo.
La historia es corta y no hay un gran número de personajes, lo cual es muy positivo. En ocasiones, los autores creen que, cuanto más personajes, mejor; pero, en mi opinión, no lo veo así. Creo que hay que tener mucho talento para conseguir que un único personaje te haga sentir lo mismo que nos hace sentir Jon con su trama.
“Las personas que cometen crímenes tan espantosos son las que menos creerías que podrían hacerlo”.
En cuanto a los personajes, como he mencionado anteriormente, hay muy pocos personajes; casi inexistentes. El más notorio, como es obvio, es Jon; el protagonista y el encargado de contarnos su experiencia tras retirarse de las cámaras. Jon ha tomado una firme decisión: alejarse de los focos para convertirse en una persona anónima. Desaparece de los platós, de las cámaras y de las entrevistas para vivir en una casa de las afueras de la ciudad, donde no quiere ser encontrado.
Jon, después de veinte años interpretando a un mismo personaje, abandona la serie. Cansado de que le confundan con su personaje, en vez de su persona real; quiere convencer a los espectadores que no es ningún asesino y que no tiene ninguna influencia sobre su personaje. El personaje es una ficción cuando él, Jon, es una persona real.
“Aquello que hagas para ganarte la vida no puede estar por encima de ti. No puede ser. Hay que parar y decir: ¿yo quiero esto? Porque la mayoría de las veces te das cuenta de que no, de que te has convertido en algo que no te gusta y hay que parar y preguntarse quién quieres ser en realidad y si el trabajo que haces te ayuda a lograrlo. Valorar si tanto esfuerzo merece la pena”
Penitencia es un thriller que mantiene la tensión desde la primera página. Una historia sencilla que envuelve al lector y que obliga a experimentar lo mismo que el personaje principal. Dudas, inseguridades, locura e incertidumbre son unos ingredientes del segundo libro de Pablo Rivero.