Autor: Catherine Isaac
Número de páginas: 400
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Roca
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2018
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Roca
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2018
Cansada de que su novio Adam no parara de mentirle, engañarle y que no mostrara ningún tipo de interés en ser padre, Jess le echó de casa apenas unos meses después de haber dado a luz a su hijo William. Ahora su madre Susan le ayuda a cuidarlo, mientras Adam se ha trasladado a Francia persiguiendo sus sueños y liberándose de cualquier compromiso y del niño que nunca quiso. Diez años después, Susan se encuentra ingresada en un asilo y luchando contra una enfermedad que la está matando a sus 53 años. Allí es donde Susan obliga a su hija Jess a reconocer algo que nunca ha querido admitir: que William necesita un padre en su vida. Así, en su primer viaje al extranjero en años, Jess y William, ahora con diez años, se disponen a pasar el verano en el Castillo de Roussignol, en las ricas y soleadas colinas de la Dordoña. Allí encontrarán a Adam de nuevo, y Jess deberá conseguir que este acepte y empiece a querer a su propio hijo. Pero lo peor no es que Adam esté lejos de ser un participante voluntario en este juego, si no que Jess vive atormentada por un secreto terrible que nadie, y especialmente William, deberá descubrir nunca.
Muchas gracias a la editorial Roca por
el envío del ejemplar. Me parecía una lectura estupenda para el verano y, sin
duda, no me equivoqué.
“A veces, la vida
elige lo mejor y lo peor que tiene y te lo suelta todo el mismo día. Probablemente,
muchas mujeres lleguen a esta conclusión durante el parto, pero, en mi caso, no
fue la combinación habitual de felicidad y dolor lo que me condujo a ella. Fue
porque, a pesar de que por fin iba a conocer al diminuto ser humano con el que
había compartido mi cuerpo durante nueve meses, también pasé esas agónicas ocho
horas intentando encontrar a su padre llamándolo al móvil para arrancarlo de
cualquiera que fuera el bar, el club o la mujer que lo retenía”
Jess vivió el mejor y el peor día de su existencia en el
mismo momento en que dio a luz a su hijo en el hospital. Había conocido al amor
de su vida después de nueve meses de espera, William. Pero, también perdió al otro
amor de su vida, Adam, quien llegó al hospital oliendo a alcohol y con restos
de pintalabios en el cuello de su camisa.
Decidida a ponerle punto y final a una relación que no
llegaba a ningún sitio, terminó con su relación después de tantas mentiras y
por haber rehuido de su responsabilidad como padre. Después de estos
acontecimientos, Jess se convertirá en una madre soltera que trabajará duro
para darle un techo donde vivir a su pequeño.
Pero, diez años después, Jess decide viajar con William
hasta el castillo donde trabaja Adam, quien es el propietario. Quiere que haya
un vínculo paterno-filial antes de que sea demasiado tarde.
“La fuerza del amor
maternal te embarga desde el primer momento que notas las pataditas de esos
piececitos dentro de ti. Lo respiras junto a su olor a bebé recién nacido
cuando te lo ponen en los brazos. Va aumentando en ti a medida que crece,
cuando el das la mano el primer día de escuela o le besas la rodilla rasguñada
cada vez que se cae”
Tú, yo, todo se
ha convertido en una de mis mejores lecturas del verano. Es perfecta para la
época del año, teniendo en cuenta que estaremos viviendo las aventuras veraniegas
de Jess y William. Además, en este libro encontraremos una pequeña parte de
Francia con el castillo de Adam, quien lo rehabilitó y lo puso en marcha poco
después de su ruptura con Jess.
Catherine ha conseguido una misión un poco imposible para
algunos autores: cautivar al lector con su sencilla pluma, encontrar unos
personajes muy trabajados; y también nos contará la historia de amor entre Jess
y Adam en el pasado, alternada con la situación del presente y no será nada
complicado.
“Me recuerda que él
no es solo mi padre. Me recuerda que ella no es solo mi madre. Son dos personas
que se han apoyado durante treinta y cinco años. El ardor de su amor ha
brillado en los malos tiempos, en los buenos tiempos y en los tiempos que
habrían acabado con otras parejas”
La autora, Catherine Isaac, ha sido un descubrimiento muy
agradable. Me ha encantado su pluma, sencilla y fresca, de tal manera que
terminas el libro en un suspiro. A mí me duró unos 4 días, pero no conseguía
despegar la vista de la historia. Estamos ante una historia simple, llena de
sentimientos que nos terminarán por enternecer el corazón. Los lazos familiares
y la amistad estarán presentes durante el libro, y me gusta que le den la importancia
que se merecen.
La historia nos cuenta sobre lo importante que es darnos
cuenta de nuestros errores y de que debemos aprender de ellos. Porque, si no, nuestros
seres más queridos terminarán dañados por nuestras acciones y seremos los
únicos culpables.
Pero, también nos hablará sobre el momento, que debemos
aprovechar cada minuto como si fuera el último. Que, aunque tengamos unos
planes en la cabeza, a veces puede llegar algo —o
alguien— que los desorganice y el camino que
creíamos que llevaríamos, cambiará. Puede ser que para bien, o puede que para
mal. Pero solo lo descubriremos si nos arriesgamos a vivir.
“Esa era la actitud que mi madre tenía ante
cualquier cosa en la vida: sin quejas, sin lamentos, seguir adelante y hacerlo
lo mejor posible. Y nunca cambió”
En cuanto a los personajes, Jess me ha parecido un personaje
de diez. Una madre soltera, luchadora y que siempre busca lo mejor para su
hijo, pues no hay más mundo para ella que él. Una persona que, a pesar del
sufrimiento que ha vivido, no pierde la esperanza y luchará lo que haga falta
por su familia. El único inconveniente es que no es capaz de abrirse al amor
hacia una pareja, pues su relación con Adam la dejó con el corazón roto.
Adam es un personaje que no sabes por dónde cogerlo. Al
principio, intentas sentir empatía por él, por intentar comprender porque
actuaba de esa manera con Jess en el pasado. Pero, una vez conoces la historia,
es imposible que no tengas rechazo hacia a él. Además, teniendo en cuenta que
el libro está narrado en primera persona por Jess, será inevitable verle de la
misma manera que ella lo ve.
William, el hijo de Jess y Adam, es un chico de diez años
que cree saberlo todo en la vida. Siente un amor especial hacia su madre, quien
siempre le ha protegido; pero terminará por descubrir el secreto que su madre
le está ocultando, y nos llevaremos una gran sorpresa ante su reacción. Por
otra parte, también tiene una realidad distorsionada hacia su padre, que le
llevará a decepcionarse a pesar de su corta edad.
En la novela aparecen diversos personajes: los padres de
Jess, la novia de Adam, los amigos de Jess, etc. Cada uno es diferente del
otro, y tienen diferentes personalidades. Pero, todos buscarán lo mismo: que
Jess sea feliz y no se obsesione por el futuro —a
excepción de la novia de Adam, claro.
“Estoy viviendo la
vida como si cada día fuera el último. Y es lo que pretendo hacer hasta que las
cosas se pongan muy débiles. Voy en pensar en todas las cosas buenas que tengo
y no en lo que me depara el futuro. Haré todas las cosas que me gustan, solo
por el placer de hacerlas”
Tú, yo, todo es
una novela tierna, conmovedora y que nos erizará la piel con los sentimientos
que nos explica Jess. Nos explicará su vida del pasado, lo que ha vivido sin
Adam durante diez años y sobre cómo sobrevivió a pesar del dolor que sentía.
Una novela llena de esperanza, donde nos enseñará que, a pesar de las
adversidades, todo saldrá bien.