15 de junio de 2018

Dieciocho meses y un día (Paz Castelló)

Título: Dieciocho meses y un día
Autor: Paz Castelló
Número de páginas: 288
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Umbriel
Lengua: Castellano
Año de publicación: 2018

Dieciocho meses y un día es el tiempo que Sabina Lamer, una afamada pintora afincada en Peñíscola, lleva encerrada en el ático donde vive. Sufre de una grave agorafobia, fruto del estrés postraumático que desarrolló tras ser la única testigo del asesinato de su mejor amiga, en plena calle, a manos de su ex marido. Desde aquel momento, Sabina es incapaz de cruzar el umbral de la puerta de su casa, que también es su estudio, desde donde contempla el mar y las calles del casco antiguo de Peñíscola, ciudad que eligió para desarrollar su carrera profesional. Está convencida de que cuando el asesino de su amiga, en prisión provisional a la espera de juicio, esté encerrado para siempre, será capaz de superar su angustia y podrá salir de casa, por fin, para volver a pintar el mar Mediterráneo que tanto ama y retomar su tranquila vida en aquel paraíso de la costa mediterránea.Sin embargo, el presunto asesino queda en libertad y Sabina enloquece aún más entre las cuatro paredes de su estudio. A partir de ese momento, la obsesiva y recurrente idea de Sabina, es la de hacer justicia, desamparada como se siente por el sistema judicial, buscando la forma de vengar la muerte de su amiga, con la dificultad añadida de no poder salir de casa. Para conseguirlo tendrá que enfrentarse a sí misma, a sus miedos, y a los condicionamientos que su encierro le plantean, convirtiendo su claustrofóbica vida en un medio para escapar de sí misma. 


Muchas gracias a ediciones Urano por el envío del ejemplar. Llevaba mucho tiempo sin leer un thriller que me enganchase, por lo que esta lectura ha sido muy reconfortante.

“A todas las mujeres asesinadas. A sus familias y amigos, que también murieron un poco a pesar de seguir viviendo”

Sabina es una pintora de 45 años, que vive en la ciudad de Peñíscola. Desde hace más de un año, es incapaz de salir a la calle debido al miedo que siente tras la muerte de su mejor amiga, quien fue asesinada por su ex marido. Sabina, como única testigo en el lugar del crimen, está convencida de que su testimonio será suficiente para encarcelar al asesino.

A pesar de la agorafobia que sufre, está deseando disfrutar del mar y de las vistas de su amada ciudad, pero sólo se verá capacitada cuando el asesino de su amiga termine en la cárcel. Mientras fantaseaba con recorrer las calles de Peñíscola, el asesino de su amiga queda en libertad y, por consecuencia, Sabina se encierra más entre las cuatro paredes de su ático.

 Sabina no confía en la justicia de su país, no comprende cómo permiten que un asesino termine en la calle sin sufrir las consecuencias, no entiende porque no protegen a las mujeres de hombres como aquel monstruo. Sabina enloquece y cada vez se obsesiona más, por lo que empezará a idear un plan para tomarse la justicia por su cuenta.
“El mar es un lienzo que tiene vida, jamás es igual que el instante anterior y nunca se repite. Ninguna ola del mar vuelve a ser la misma en ningún mar del mundo”
El principal causante que me atrajo de esta lectura es el tema de la agorafobia. Es un tema que me toca muy de cerca, y sentía mucha curiosidad por saber cómo la autora enfocaba una fobia tan seria. La autora se ha enfrentado a un gran reto, y es que es muy difícil crear una trama elaborada cuando la protagonista es incapaz de salir de casa. Pero, para mi sorpresa, supo desarrollarla sin ningún problema. Además, la autora ha hecho hincapié sobre la poca comprensión hacia las enfermedades psíquicas, como sería en este caso la agorafobia.

A pesar de que Sabina está encerrada entre las cuatro paredes de su ático, la autora aprovecha algunos momentos para explicarnos como es Peñíscola y sobre como la protagonista echa de menos pintar el mar, recordando viejos momentos que nos hacen sentir empatía por Sabina. Una mujer soñadora, enamorada de la playa, se ve sumida en el recuerdo de pintar su querido mar sin sentir pinchazos en el pecho cada vez que intenta salir de casa.
"En las interminables noches que pasaba encerrada en casa, viajaba sin salir de allí. Internet era su válvula de escape, su otro ventanal, su pasaporte a cualquier lugar del mundo, su club social, su charla con los amigos, el aire cuando se ahogaba. Su vida a través de la red se le antojaba mucho menos claustrofóbica que la real, aunque bastante más ficticia, para qué negarlo"
También nos enfrentamos a un tema que está a la orden del día: la violencia en las mujeres y como la ley nos “defiende” ante esta injusticia. Sabina, al pasar la mayor parte del día sola, revive conversaciones con su mejor amiga Lola, quien no veía que su marido la estaba maltratando. Nunca quiso admitirlo delante de sus amigos y, al igual que éstos, permanecieron en silencio. 

Todos, o muchas personas, hemos vivido malos tratos directamente o indirectamente a través de la historia de algún amigo y/o conocido. Con esta novela, la autora ha querido recalcar lo importante que es denunciar estos actos porque, aunque la persona afectada no lo vea en el momento, lo agradecerá en el futuro. Y nosotros también, por haberle parado los pies a un delincuente. 
“El dolor debes sentirlo, Sabina. Si no lo sientes, no pasará. Es la única forma de que se marche. Tú te lo has negado, te lo has prohibido, lo has encerrado, como te has encerrado a ti misma… Por alguna razón, encierras lo que te asusta, tus miedos, tus fobias, a ti misma. Incluso a mí me has encerrado en un compartimento aislado de tu vida. ¿Crees que no lo sé? Pero no hay otra forma, Sabina, debes sentir ese inmenso dolor y deshacer ese nudo que llevas dentro. Después, toda la madeja se desenredará con facilidad. ¿Lo entiendes?”
Sabina, el personaje principal, ha sido todo un enigma para mí. Cuando empiezas la novela, conoces a una mujer que está deseando salir a exprimir la vida después de tantos meses de encierro y que, tras conocer la noticia del juez, se derrumba en su burbuja. Pero, poco después, encontraremos a un personaje diferente: alguien que quiere tomar la justicia por su mano y decidirá idear un plan para llevar a cabo su venganza.

El personaje que más aparece es Lucas, su mejor amigo homosexual; y, Roberto, el amor fallido de Sabina que sufrió un accidente y le provocó tener la edad mental de un niño de 10 años. Ambos personajes son muy diferentes entre sí, pero que llegaremos a conocer y será imposible cogerles cariño debido al amor y afecto que sienten hacia Sabina.

Y, por último, Dimitri, la persona que sacia las necesidades sexuales de la protagonista. Es un personaje que me hubiese gustado conocer más, porque siento que la autora ha dejado cabos sueltos con él. Me he quedado con algunas preguntas sin respuesta ya que, como Sabina no puede salir de sus cuatro paredes, no tenemos más información que la que recibimos en su loft.
“Todas esas mujeres muertas y tratadas como números, sin rostro, sin historia, sin justicia, reducidas a treinta segundos en las noticias, a un minuto de silencio y a una estadística para estudiar por políticos y tecnócratas en sus poltronas. Dime… ¿no merecían esas mujeres poder sentirse así? ¿Seguras? ¿Tranquilas? ¿No lo merecía Lola? ¿No lo merezco yo?”
En cuanto a la narración, admito que a veces se me ha hecho muy pesada y difícil de continuar. La autora se explica con claridad pero, cuando Sabina entraba en bucle, no conseguía seguirle el hilo. A pesar de estar en la cabeza de la protagonista, terminaba perdida con ella y sentía que tanta sed de venganza la estaba volviendo loca.

Sin embargo, se nota que la autora se ha informado sobre las enfermedades psíquicas y, sobre todo, como desarrollar un plan de venganza en un pequeño ático de Peñíscola. A pesar de que la novela es simple, debido a que no hay acción, es muy fácil adentrarte en la historia y conocer toda la historia de Sabina, antes y después del asesinato de su amiga Lola.

A pesar de que he visto críticas negativas sobre el final, a mí me fascinó. No me pareció un final abierto, al contrario, yo le puse punto y final a la historia. Pero, claro, eso va a gustos de cada persona. El final no me decepcionó, pero es cierto que me dejó sin palabras. No me esperaba para nada aquel suceso.
“Últimamente se estaba acostumbrando a los soliloquios. A punto estaban de cumplirse dieciocho meses en los que no había salido de casa ni una sola vez y el encierro hacía ya tiempo que había quebrado su equilibrio emocional. Se hablaba mirándose al espejo, mientras cocinaba, en la ducha, intentando no perder ese aspecto humano del lenguaje; incluso hablaba en sueños. Aquel encierro empezaba a cobrarle factura. Ahora ella era su mejor amiga y su peor enemiga, su confidente, su consejera, su aliada, su hermana gemela, su detractora, su ángel de la guarda y su demonio”
Dieciocho meses y un día es una novela que trata sobre la importancia que debería haber en la sociedad en las enfermedades psíquicas, los malos tratos y la justicia. Una novela que, a pesar de estar descrita en un pequeño loft, no pararás de leer hasta terminarla.