Carolina supo desde el primer instante en que conoció a Carlos que intentaba aparentar alguien que no era. Le hizo creer que valía la pena, que podía ser alguien importante. Y Carolina confió en todas sus palabras, todas sus acciones, todas sus ilusiones.
Carlos es igual que un profesional de casino, tira todas sus fichas sabiendo que conseguirá más. Sin importar el precio ni lo que conlleva su comportamiento. Total, si sale mal parado, comienza de nuevo. Y así será hasta que termine completamente amargado.
Carlos le pidió a Carolina que le diera su voto de confianza, que se fiase de él. Ella sabía sus intenciones, así que no lo hizo desde un principio, sus razones tenía... razones que debería haber seguido teniendo en mente. Pero, es lo que tienen los mentirosos, ¿verdad? Siempre consiguen lo que quieren, cueste lo que les cueste. A pesar de que personas como Carolina, que lo dan todo por esa persona, terminan mal por esas jugadas intencionadas.