Raquel no quiere seguir viviendo en un mundo que no existe, no quiere seguir creyendo en unas palabras que son toda una mentira. Necesita abrir los ojos, y darse cuenta de todo lo que le han intentado ocultar durante todo este tiempo. Debe elegir su propio camino, y dejar que todo siga su curso.
Necesita que su venda caiga a pesar del miedo que siente. Tiene que caminar despacio, paso a paso, para evitar pisar todos los cristales rotos que hay esparcidos por el suelo. Pero está decidida a continuar con cualquier obstáculo.
Raquel es inocente e ingenua, es de las pocas personas que siguen creyendo en la bondad de las personas, en las segundas oportunidades. Confía en la raza humana, aunque sea consciente de todo el dolor que reparten.
Es una persona humilde. Si le pinchan, sangra. Si le duele, llora. Si es feliz, sonríe. Si cae, se vuelve a levantar. Y no necesita demostrar a nadie que merece la pena ser así, porque aunque termine destrozada en el suelo sin poder levantar la mirada, es fiel y sincera consigo misma. Y eso... eso es lo único que importa. Hay gente que no puede opinar lo mismo.