Cuando leas esto ya estarás acomodado en el avión, lejos de mí. Y te extrañará leer mi letra en esta carta, pero necesito que sepas la verdad ahora que no puedes dar marcha atrás a tu decisión. Sé que anoche te dije palabras horribles que te hicieron daño, en mi opinión sé que no fue lo más adecuado pero era lo mejor para ti... aunque no para mí. No te odio, sólo te odio en estos momentos porque no sé cuánto tiempo estarás fuera, aunque es un dato que ni siquiera tú sabes. Me duele mucho la distancia que habrá entre nosotros, me he acostumbrado demasiado a tu presencia en mi vida desde hace un año. Te necesito a mi lado, necesito esas dosis de abrazos, de besos, de esas palabras cursis que tan mal se te da expresar. Te quiero. Desde siempre y para siempre. Pero es mejor dejar las cosas así, cada uno por su camino. Tú tendrás una nueva vida en tu destino y yo seguiré con la mía, sin ti. Te conozco de sobras y sé que hubieras rechazado irte al conocer mis sentimientos de verdad, y eso no es lo que yo quiero para ti. Es lo que quieres hacer y ahora que puedes, tienes que aprovecharlo. Las relaciones a distancia nunca salen bien y algo así supondría hacernos daño a los dos. Las cosas están mejor así... ninguno de los dos podría soportar estar en la otra punta del mundo. No podría vivir con el miedo de recibir una llamada y saber que te ha pasado algo, no podría soportar no tener noticias de ti en meses. Ni siquiera soy capaz de continuar con esta carta... si debemos de estar juntos, cuando vuelvas, quizá nuestros caminos vuelvan a encontrarse.