8 de enero de 2012

Año nuevo, vida nueva!!

Hola lectores!! ¿Cómo han ido las fiestas? Mañana a volver a la rutina, por desgracia!! ¿Qué os han traído los reyes? ¡Compartidlo! A mí una guitarra nueva, las 3 películas en DVD de 'El Rey León', el DVD de Bon Jovi de grandes éxitos, una taza del Barça, un libro, un peluche y dinerito, el cual invertiré en unos zapatos de tacón que me tienen loca! Como veis, en mi casa los reyes se han portado muy MUY bien =)
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Noche vieja. Meritxell está rodeada de sus grandes amigos en un local de las afueras de la ciudad. Ella es feliz, es alocada, tiene grandes planes para su futuro. Y ahora está con personas por las que daría la vida, pero, por una extraña razón, no se siente completa en ese sitio. Siente que le falta algo, y puede estar segura de que es. Ese chico del que lleva enamorada más de un año, desde la primera que le vio, pero por alguna razón no ha aparecido esa noche junto a los demás. Y Meritxell deseaba con todas sus fuerzas que estuviera en ese momento con ella, para desearle un nuevo año... aunque no fuera a su lado. El orgullo es uno de sus defectos, por no querer admitir sus sentimientos siempre termina perdiendo. Y en ese momento es cuando se está dando cuenta de quizá esa sea la razón por la cual él no ha aparecido.

Se pone el abrigo, y sale del local. Nota como la música suena cada vez menos hasta tal punto que no distingue que canción es. Sale fuera, y nota un frio incomodo... un frio nostálgico. Y empieza a llorar con todas sus fuerzas, por hacer del orgullo su estilo de vida. Coge el móvil y con los ojos llenos de lágrimas busca su nombre entre sus contactos. Son las 4 de la mañana, pero, ¿qué importa? Necesita hablarle, necesita contarle lo que siente, necesita empezar el año dejando atrás su orgullo.

Suena un tono, dos tonos, tres tonos... y contesta.
- Soy Meritxell, antes de que digas nada, déjame hablar. Déjame contarte algo que llevo mucho tiempo reteniendo. Llevo un año enamorada de ti, y ahora mismo me da igual si tú sientes lo mismo o no. Pero tenía que decírtelo. Cada vez que te veo, cada vez que me hablas, no te puedes imaginar la de mariposas que recorren mi estomago. Es una sensación preciosa. Cada vez que me envías un whatsapp, no puedo dejar de leerlo en todo el día. Me encanta hablar contigo, me encanta verte. Me encantas al completo. Y me encantaría oír lo mismo, pero quizá es demasiado tarde. Sólo te diré, que si tú me lo permites, serás la persona más feliz durante el resto de tus días, o al menos hasta el día que me dejes hacerte feliz.